Estudio Biblico
EL SECRETO QUEHACER DE LA LUZ
1 Juan 1:5/ 2: 7-11
Por: Angélica Delgadillo
¿Qué tenemos que decir los cristianos acerca de los secretos? Muchas veces al decir la palabra “secreto” nuestra mente activa un botón de seguridad sobre algo “oculto” y otras veces, se acciona más bien nuestra curiosidad ante un posible descubrimiento y expectantes nos detenemos ante la novedad.
Estas dos caras del “secreto” están presentes en este sencillo pasaje de 1 Juan, uno de los libros más sencillos y a la vez más profundos del nuevo testamento, escrito por un anciano de días, discípulo amado del Señor Jesús, un hombre con la experiencia de una vida en el Camino, que no se desgasta en grandes discursos para interpelar a sus lectores acerca de la Vida misma que es Cristo.
Inicia con la sencillez de un abuelo, ante sus nietos expectantes de novedades y dice: “Este es el mensaje que hemos oído de Él y que les anunciamos: Dios es luz y en Él no hay ninguna oscuridad. 1 Juan 1:5” Seguramente los más inexpertos podrían haberse decepcionado del “secreto” al escuchar algo tan elemental, sin embargo el discípulo que conoce a sus queridos hijos continúa: “lo que les escribo es un mandamiento nuevo, cuya verdad se manifiesta tanto en la vida de Cristo, como en la de ustedes, porque la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera. 1 Juan 2:8”
¿Entonces es algo nuevo?, ¿el secreto que revela la “luz verdadera”? bueno, podemos escuchar un poco más -dirán los impacientes. El abuelo sabe que captó su atención y de un solo flechazo lanza la exhortación: “El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar. Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver. 1 Juan 2:9-11”
¿Para ti este “secreto” es algo nuevo?
Tal vez no, tal vez lo hayas escuchado desde siempre, pero a la vez te inquieta, porque sabes que te revela algo oculto en tu propia vida, sabes que ilumina aquel cuarto de San Alejo en el corazón. Ese es el descubrimiento, esa es la luz verdadera, que se trata de algo más que de novedades, algo más que de discursos, algo más que de “secretos”; se trata de mi hermano(a) y de mi corazón hacia él o ella.
¿Cuántas de las enseñanzas que hemos escuchado son nuevas para nosotros? Si pensamos que todas las conocemos hay ahí un “secreto” no revelado, pidámosle al Padre que nos revele aquellos secretos que tenemos hacia nuestros hermanos y hermanas, que nos ilumine aquella luz verdadera y podamos ver con claridad para no tropezar.
2:8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.
2:9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.
2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.
2:11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.