Estudio Biblico
1. En el desierto nuestro cuerpo es probado. Éxodo 17: 3. En esos momentos de desierto sentimos que ya no podemos más y queremos rendirnos. Dios quiere que reconozcamos que lo necesitamos y le digamos: te necesito, no tengo fuerzas para hacerlo solo.
2. En el desierto nuestra mente es probada. Dios permitió que el pueblo de Israel pasaran por el desierto para confrontar su mentalidad de esclavos. Durante 400 años ellos habían sido esclavos y con esa mentalidad no podían entrar a la tierra prometida. De esta manera, el Señor los lleva al desierto para que cambiaran su mentalidad de esclavitud, de escases, negativa y orgullosa.
3. En el desierto Dios revela lo que hay en nuestro corazón. Deuteronomio 8: 2. El desierto saca a la luz todo lo que tenemos en nuestro corazón. ¿Qué sale de tus labios en momentos de dificultad?
4. En el desierto Dios nos habla. Oseas 2: 14. En un mundo donde ya no nos alcanza el tiempo para nada, en ocasiones Dios permite que pasemos por momentos de soledad, tristeza, vacío o desempleo para que podamos escucharlo.
5. En el desierto Dios quiere enseñarnos una lección. Hebreos 12: 5-6,11. Cuando Dios ve que aprendimos la lección somos promovidos a un nuevo nivel de bendición. El problema es que si no aprendemos la lección tenemos que repetirla y generalmente la segunda lección es más intensa que la primera. Por eso es que muchos cristianos siguen dando vueltas en el desierto.
6. El desierto nos prepara para una gran bendición. Santiago 1: 2-4. Así como el oro se pule con el fuego para purificarlo, también Dios tiene que prepararnos para recibir las bendiciones.
Para reflexionar: comprendiendo el propósito de tú desierto ¿Podrías decirle al Señor gracias por el desierto que estás pasando?