Estudio Biblico
¿CÓMO MIRAMOS A LAS PERSONAS?
Una vez nos hemos convertido en cristianos, ya sea porque hemos empezado a asistir a una iglesia y/o empezado a leer la biblia, o sencillamente porque nacimos en un hogar donde se nos enseño acerca de la palabra de Dios, ya sabemos que tenemos una identidad, que como bien lo decimos, somos parte del pueblo de Dios, somos hijos de Dios.
Pero frente a esto, se nos presenta una pregunta: ¿cómo seguimos viendo a las personas que no nos acompañan en este camino? Esto es, ¿a nuestros familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo y universidad?
No pasa mucho tiempo para que empecemos a acuñar comentarios como: Ese es un perdido, ese es un mundano, o un fariseo incircunciso; de esta manera señalamos a las personas, que, lejos de ser mentira o verdad, debemos preguntarnos si es la forma como debemos de verlos.
En el libro de los hechos hay un pasaje que nos dice mucho de esto…
Se trata de un encuentro que provoca Dios entre Cornelio y Pedro, ¿Quiénes son estos dos? De Pedro sabemos que es el apóstol, pero de Cornelio nada o muy poco. Pues bien, este texto nos dice quiénes eran. De Cornelio se dice que era un centurión romano, es decir, no judío, mientras que Pedro si lo es, es decir, alguien que pertenecía al pueblo de Dios.
Pero el texto deja ver algunas características más de estos dos hombres. Dice que Pedro, como Judío que era, en esta ocasión estaba orando, pero además menciona que Cornelio también ora y que aparte de eso da limosnas a los Judíos.
Aquí debemos preguntarnos sobre como recibe Dios la oración. El escritor de hechos nos continua contando que en el momento en que Cornelio oraba, Dios le envía un ángel para decirle: “Dios tiene presentes tus oraciones y todo cuanto has hecho en favor de los necesitados” (DHH).
¿Qué impresión te causa ver a Dios relacionándose de esta manera con alguien que no es parte de su pueblo elegido?
Sin embargo, Lucas continua narrando, dice que mientras Pedro oraba, tuvo una visión en la cual Dios le dijo que matara y comiera de todos los animales que veía en ella, la reacción que tuvo ante la visión fue la de decirle que no comería puesto que eran los animales que desde pequeño él sabía que eran inmundos, pero aunque él dijo esto, Dios en tres ocasiones le responde que lo haga…
Que no llamara común o inmundo lo que él había limpiado, además que no dudara en ir con los hombres que lo irían a buscar, porque él los había enviado. Pedro se queda pensando en que significaría esta visión.
Después que los hombres llegaron y que viajaran donde Cornelio, Pedro encuentra el significado de la visión, responde a la pregunta que nos hemos hecho: ¿Qué impresión te causa ver a Dios relacionándose de esta manera con alguien que no es parte de su pueblo elegido?
Pedro lo expresa de esta manera: “Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;”
Lo que Dios le quiso comunicar en la visión a Pedro era que no llamara común o inmundo a ningún hombre. Y en el versículo 34 llega a entenderlo mejor: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas…”
Aquí tenemos de manera clara suficientes características que nos dicen quién es Dios pero también quien es Pedro: Dios no hace acepción de personas mientras que Pedro no se relaciona con ellas, las llama inmundas y comunes. Pero la comprensión que llega a tener Pedro de Dios le hace cambiar la manera de verlas, como también de relacionarse con ellas, (como veremos en la siguiente reflexión).
Si nos hemos creído que por ser cristianos somos mejores que los demás viéndolos por debajo del hombro espiritual, así como a Pedro, Dios viene hoy a decirnos que nos parezcamos a él, que no hagamos esto, sino que más bien les recibamos, y les amemos como nos mandó a hacerlo.
Oremos:
Digámosle: Señor perdóname porque he sido excluyente con las demás personas, ayúdame a comprender en verdad que tú no haces acepción de personas y por tanto, ayúdame a no hacerlo.
10:2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.
10:3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio.
10:4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.
10:5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.
10:6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.
10:7 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían;
10:8 a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo.
10:9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.
10:10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis;
10:11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra;
10:12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo.
10:13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.
10:14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.
10:15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
10:16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.
10:17 Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
10:18 Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro.
10:19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.
10:20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado.
10:21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
10:22 Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras.
10:23 Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
10:24 Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.
10:25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró.
10:26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre.
10:27 Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido.
10:28 Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;
10:29 por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?
10:30 Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente,
10:31 y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios.
10:32 Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará.
10:33 Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.
10:34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,