Coalición TGC | Romanos 8:13 | 0 | 305
Calificar

Las 9 instrucciones de John Owen para matar el pecado - Romanos 8:13

Estudio Biblico


GRANT GAINES

La serpiente más mortífera del mundo es la taipán del interior de Australia. El veneno de una mordedura puede matar a un centenar de personas adultas. Imagina que llegas a casa y encuentras a esta asesina venenosa enroscada en tu sala. ¿Qué harías? No animarías a tus hijos a jugar con ella. No la tendrías como mascota. No, ¡tomarías una pala y le apuntarías a la cabeza!

Tenemos algo mucho más peligroso en nuestros hogares y corazones: el pecado. Tristemente, demasiadas personas juegan con el pecado en lugar de darle muerte.

John Owen advirtió famosamente a los cristianos: «Mata al pecado o él te matará a ti». Su libro La mortificación del pecado es una exposición de las palabras de Pablo: «Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, vivirán» (Ro 8:13). Aunque los cristianos no pueden eliminar el pecado en esta vida, Owen nos anima a luchar con diligencia contra los deseos pecaminosos y a darles muerte.

¿Cuál es la pala que utilizamos para atacar nuestro pecado? Owen nos da nueve instrucciones prácticas:

1. Diagnostica la severidad del pecado.
Cuando una persona ha luchado con un pecado durante mucho tiempo, será más difícil matarlo. Este es especialmente el caso si ha habido largas temporadas en las que esa persona ha consentido el pecado en lugar de tratar activamente de matarlo. Dar excusas, justificar el comportamiento pecaminoso o aplicar demasiado rápido la gracia y la misericordia a un pecado también contribuyen a la gravedad del pecado y conducen a un corazón y una conciencia endurecidos. Considera estos factores cuando diagnostiques la gravedad de un pecado, porque una lucha más severa requiere un esfuerzo más enfocado en la mortificación.

2. Comprende las graves consecuencias del pecado.
Incluso para el cristiano, que ha sido declarado justo posicionalmente, el pecado sigue siendo peligroso. Owen expone cuatro peligros que plantea el pecado para el creyente: el endurecimiento por el engaño del pecado, la disciplina temporal de Dios, la pérdida de paz y fuerza y, por último, el peligro de la destrucción eterna; al continuar en el pecado, uno puede demostrar que nunca estuvo verdaderamente convertido. El pecado de un cristiano contrista al Espíritu Santo (Ef 4:25-30), hiere al Señor Jesús (Heb 6:6) y puede hacer que un cristiano pierda su utilidad para el ministerio.

3. Convéncete de tu culpabilidad.
Entendemos la culpa a través de la ley y el evangelio. «Trae la santa ley de Dios a tu conciencia», escribe Owen, «pon tu corrupción en ella, ora para que te afecte». Medita en los mandamientos bíblicos que hablan de la pecaminosidad del pecado y luego considera también tu pecado a la luz de la cruz. Pregúntate: «¿Por qué he seguido pecando cuando se me ha mostrado tanta gracia y misericordia? ¿Cómo puedo mostrar tanto desprecio?».

4. Desea fervientemente la liberación.
Puedes anhelar la liberación del pecado cuando conoces tu gran culpa. ¿Por qué esto es importante? Porque «anhelar, respirar y clamar por la liberación es una gracia en sí misma, que tiene un gran poder para conformar el alma a la semejanza de la cosa anhelada». De hecho, según Owen, «a menos que anheles la liberación, no la tendrás».

5. Considera la relación entre tus pecados y tu temperamento natural.
Cada persona tiene un temperamento y una naturaleza únicos que hacen que ciertos pecados sean más difíciles de matar. Owen nos recuerda: «La propensión a algunos pecados puede residir, sin duda, en el temperamento y la disposición natural de los hombres». No somos menos culpables por cometer los pecados a los que somos propensos, pero cuando nos conocemos a nosotros mismos, sabemos las áreas de nuestra vida en las que es necesaria una mayor autodisciplina (1 Co 9:27).
6. Evita las ocasiones que incitan al pecado.
Considera las circunstancias que acompañan tu caída en el pecado y guárdate de ellas. «Hay que saber que el que se atreve a jugar con las ocasiones de pecar, se atreve a pecar», dice Owen. Si queremos dejar de pecar, debemos evitar los lugares resbaladizos que ocasionan nuestras caídas.

7. Haz frente a las primeras señales del pecado.
Seremos más efectivos en dar muerte al pecado cuando «nos levantemos poderosamente contra los primeros actos» de nuestros deseos pecaminosos. Es difícil detener el agua una vez que estalla en una inundación. Así también es difícil detener el pecado si permitimos que nuestro deseo por el mismo crezca.

8. Medita en la gloria de Dios.
No debemos dejar que el pecado gane terreno. En cambio, debemos volvernos de nuestro pecado a «la excelencia de la majestad de Dios». Cuando veamos la gloria de Dios, veremos en contraste la fealdad de nuestro pecado. Owen dice que es especialmente útil considerar cuánto de la grandeza de Dios no conocemos: «No es más que una pequeña porción lo que conocemos de Él». Es difícil que el pecado florezca en un corazón lleno de un sentido de la majestuosidad de Dios.

9. No te apresures a consolarte.
La instrucción final de Owen viene en forma de advertencia. Aunque experimentemos culpa y convicción por el pecado, no debemos asumir que el pecado está derrotado. El pecado es engañoso y puede engañarnos haciéndonos creer que lo hemos tratado con decisión cuando no es así. Owen nos advierte que no debemos hablarnos de paz antes de que Dios lo haga (Jr 6:14), sino que debemos «examinarnos a nosotros mismos, para ver si estamos en la fe» (2 Co 13:5). Advierte que podemos consolarnos falsamente si tratamos el proceso de arrepentimiento con ligereza, no mostramos preocupación por otros pecados o si nuestro consuelo «no va acompañado de la mayor detestación imaginable hacia ese pecado».
El pecado es como una serpiente agresiva. Si no atacamos el pecado de forma proactiva, resultará mortal. Afortunadamente, no estamos solos en la lucha. El poder para matar el pecado viene de Cristo a través del Espíritu Santo. Mientras nos enfocamos en apagar el pecado, también debemos acercarnos al trono de la gracia. Es allí donde encontraremos la gracia para ayudarnos en nuestros momentos de necesidad (Heb 4:16). El esfuerzo es necesario, pero como dice Owen: «La mortificación de cualquier pecado debe ser por un suministro de gracia. Por nosotros mismos no podemos hacerlo».

TE PUEDE INTERESAR

El valor del discernimiento Proverbios 2:1-11 Pastor Charles Stanley Encontacto.org

Si usted hiciera una lista de las cosas que más quiere en la vida, ¿sería un espíritu de discernimiento una de ellas? El Señor da un gran valor a este atributo, y quiere que todos lo tengamos. Si no lo tenemos, tomaremos decisiones equivocadas. El discernimiento es la capacidad de darse cuenta de lo que no es obvio o evidente. Por ejemplo, ¿puede usted señalar la diferencia entre legalismo y libertad? Dios nos llama a vivir de acuerdo con nuestras convicciones personales, pero no todas ellas son...
Ver Mas

Comentario Proverbios 2:1-9 Promesas para los que buscan sabiduría. Proverbios 2:1-9 Comentario de Matthew Henry

Vv. 1—9. Quienes buscan fervorosamente la sabiduría celestial nunca se quejarán de haber perdido su esfuerzo; la libertad del don no elimina la necesidad de nuestra diligencia, Juan vi, 27. —Buscad y hallaréis; pedid y se os dará. Obsérvese a los que así son favorecidos. Ellos son los justos, en quienes es renovada la imagen de Dios que consiste en justicia. Si dependemos de Dios y vamos en pos de la sabiduría, Él nos capacitará para guardar las sendas del juicio.
Ver Mas

Comentario Romanos 8:10-17. Sus privilegios por ser los hijos de Dios. Romanos 8:10-17 Comentario de Matthew Henry

Vv. 10—17. Si el Espíritu está en nosotros, Cristo está en nosotros. Él habita en el corazón porfe. La gracia en el alma es su nueva naturaleza; el alma está viva para Dios y ha comenzado su santafelicidad que durará para siempre. La justicia imputada de Cristo asegura al alma, la mejor parte, dela muerte. De esto vemos cuán grande es nuestro deber de andar, no en busca de la carne, sino en posdel Espíritu. Si alguien vive habitualmente conforme a las lujurias corruptas, ciertamente perecerá ens...
Ver Mas

El Espíritu en nosotros Romanos 8:1-17 Pastor Charles Stanley Encontacto.org

Romanos 8.1-17Si usted es un creyente en Jesucristo, el Espíritu de Dios está actuando en su vida, aunque sienta o no su presencia. Él está conformando a los cristianos a la imagen del Salvador, y la evidencia de esta transformación se conoce como el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Ga 5.22, 23). Estos rasgos de carácter no los podemos generar por nosotros mismos, sino que son producidos por Dios en nosotros a medida que nos sometem...
Ver Mas

El discernimiento Espiritual Proverbios 2:1-7 Pastor Charles Stanley Encontacto.org

En algún momento, todos nos hemos sentido confundidos, indecisos o desorientados. Podemos vivir victoriosa y confiadamente solo cuando tenemos la capacidad de ver la vida desde la perspectiva de Dios. Necesitamos su ayuda para poder distinguir entre el bien y el mal, lo bueno y lo mejor, y la verdad y la mentira.Cada día tomamos decisiones, algunas triviales y otras importantes. El Señor no quiere que nos formemos juicios basándonos en simples apariencias o en el limitado razonamiento humano. Di...
Ver Mas

Parábola del inquilino terco Romanos 8:13 Coalición TGC

El orgullo es una cosa extraña. Desconocemos su dimensión, fuerza y obstinación. Por lo general, aceptamos que tenemos algo de él y reconocemos su influencia, pero ignoramos cuán integrado está en nosotros. Lo amamos, lo cuidamos y tendemos a ser sus anfitriones cálidos.Es ingenuo pensar que solo con reconocer nuestro orgullo ya hemos hecho suficiente para derrotarlo. La verdad es que nunca logramos derrotarlo de manera definitiva, sino que lo vamos matando, porque así se nos manda. «Háganlo mor...
Ver Mas

PASAJE BIBLICO

Romanos 8
8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

SIGUENOS EN REDES SOCIALES