“ESCUCHA, OH JEHOVÁ, MIS PALABRAS; CONSIDERA MI GEMIR…” - Salmos 5:1-12

“ESCUCHA, OH JEHOVÁ, MIS PALABRAS; CONSIDERA MI GEMIR…”

¡Con Dios la justicia no cojea y si llega!

Bien es sabido que en Colombia el sistema judicial no funciona muy bien, en los juzgados de cada ciudad de nuestro país permanecen almacenados miles de casos que esperan por un proceso a fin qué un juez de un veredicto final.

Pero estos archivos tienen rostro. Son vidas de nuestros compatriotas que sufren mientras esperan una decisión, la mayoría de ellos son internos en las cárceles que están allí siendo inocentes, o cientos de nuestros campesinos a quienes alguna organización privada, estatal o armada les quito sus propiedades.

¿Qué hacer cuando un sistema judicial como el nuestro se demora, no funciona o que cuando funciona lo hace juzgando injustamente? ¿Confiar en nuestro adagio popular que dice: La justicia cojea pero llega?

En el salmo 5 David se presenta en el templo temprano en la mañana para hacer oír sus palabras a Dios en oración, como su Dios y como su Rey. ¿Qué le ha pasado? Posiblemente se encuentra en la situación en la que su hijo Absalón se ha hecho rey y no está juzgando con justicia, por ello acude a Dios como Rey, porque sabe que Dios no es como los reyes humanos.

En el antiguo Israel los reyes eran los que administraban justicia, en el templo había un lugar para ello y se atendía a la gente desde temprano en la mañana (Jer 21:12, 1Re3:16-28).Por esta razón se presenta David ante Dios como Rey y por ello lo hace en la mañana en oración, pidiéndole que le escuche sus palabras, que considere su lamento y que haga caso a la voz de su clamor.

A continuación David dice que quedara esperando la respuesta de su Rey, pero se queda esperando porque Dios es diferente a los jueces humanos. Dios no ama la maldad, no le da cabida al mal y no recibe a los malvados, contrario a ello aborrece a todos los que hacen iniquidad, destruye a los que hablan mentira  y abomina al hombre sanguinario y engañador.

En este Dios puede confiar David, y dice que puede entrar al templo no porque sea perfecto sino gracias a la misericordia de Dios y por ello le pide justicia con una actitud reverente. La justicia que él espera de Dios va mas allá de un simple veredicto, David cree que contrario a los jueces humanos Dios no va a dar solo una sentencia, él sabe que su Rey continuara enseñándole como vivir rectamente.

Por saber quién es Dios, David dice que contrario a lo que les pasa a los mentirosos; sanguinarios y engañadores, los que confían en Dios se pueden alegrar porque así como un escudo protege todo el cuerpo, Dios protege a todos los que confían en él y aman su nombre.

Este fin de semana es un tiempo propicio para pensar en los internos que están en las cárceles, en nuestros campesinos desplazados, en nuestros secuestrados y en demás desprotegidos, como nos lo enseño el Señor en Mateo 25:31-46… que aunque aún no vallamos a visitarlos como él nos lo manda, si podemos orar por ellos como lo hizo David y exponer estas causas delante de Dios como lo vivió  nuestro Señor (1Pe 2:21-23).

Pues siendo conscientes de tan triste realidad que vivimos en el sistema judicial colombiano podemos levantar nuestra oración a  quien si puede juzgar con justicia, puesto que al haber orado por ellos podremos tener un corazón sensible para decidir ir a verlos. Y una vez estando allí; en los patios de las cárceles y en los cuartos de los hospitales podamos enseñarles a cada uno de ellos a poner la confianza en el Dios que David conoció y que nosotros también conocemos.

Toma unos minutos para orar este salmo al Señor  por nuestros enfermos, internos en las cárceles, secuestrados y campesinos desplazados.