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Cuando la fuerza humana falla - 2 Samuel 11:1-27

Estudio Biblico

En 1 Corintios 10.13, Pablo dice que Dios nos da una ruta de escape cada vez que somos tentados. Pero ¿qué pasa cuando nos negamos a aceptar la ayuda? Con el tiempo, nuestra fuerza falla, y cedemos a la tentación. Así sucedió con el rey David, quien había sido rescatado por el Señor en innumerables ocasiones, pero aún así permitió que la tentación llenara su mente y dictara sus acciones.

En el pasaje de hoy, vemos que David tomó tiempo libre y se quedó en el palacio, lo que se supone que sería inofensivo. Sin embargo, demandar la presencia de Betsabé lo condujo a tomar decisiones que llevaron al asesinato del esposo de Betsabé, y pusieron en marcha un encubrimiento. Al final, el Señor le exigió que rindiera cuentas de sus pecados.

Al igual que David, nosotros podemos considerar que nuestras amistades, las decisiones que tomamos y los lugares que frecuentamos son inofensivos; aunque después de haber sucumbido a la tentación, nos llenemos de remordimiento.

Gracias a Dios, ese no es el final de la historia para el rey ni para nosotros. El arrepentimiento sincero de David fue aceptado por el Señor, y si confesamos el pecado, nuestro arrepentimiento también lo será (1 Jn 1.9). Pídale al Señor discernimiento para reconocer las tentaciones que tiene delante de usted, y la fuerza para tomar la vía de escape que Él le dé.

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PASAJE BIBLICO

2 Samuel 11
11:1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.

11:2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.

11:3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.

11:4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.

11:5 Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.

11:6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.

11:7 Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.

11:8 Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.

11:9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.

11:10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?

11:11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.

11:12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.

11:13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.

11:14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.

11:15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.

11:16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.

11:17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.

11:18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.

11:19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,

11:20 si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?

11:21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.

11:22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.

11:23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;

11:24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.

11:25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.

11:26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.

11:27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.

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