¿Tienes recomendaciones sobre cómo buscar la perseverancia cristiana? En el trabajo, estoy siendo presionado hasta el límite y siento este deseo carnal de arremeter y defenderme. Sin embargo, quiero buscar la humildad y examinar mi propio corazón para ver qué errores he cometido. Además, no quiero tener una actitud negativa mientras estoy en el trabajo.
Puedo entender tu situación. A menudo me he sentido presionado en múltiples direcciones, a veces enfrentándome a la presión de mi jefe para que termine un proyecto pendiente desde hace tiempo, mientras que uno de mis empleados necesita mi atención, al igual que un cliente importante me pide ayuda. Es fácil creer que estamos fallando cuando parece que no podemos complacer a todo el mundo y no podemos seguir el ritmo de todo.
Cuando nos sentimos presionados hasta el límite, es fácil ponerse a la defensiva o ser combativos con los demás. Puede que queramos hacer lo correcto, pero las limitaciones de nuestra mente y nuestro cuerpo tienden a derribarnos.
¿Qué debe hacer un trabajador cristiano? ¿Cómo podemos permanecer humildes, mantener una actitud positiva y cumplir fielmente con nuestras responsabilidades cuando el estrés parece implacable e interminable?
Los cristianos tienen acceso a varios recursos que no tienen quienes no conocen a Cristo. Hablaré de algunos de ellos con la esperanza de proporcionar algo de ánimo.
El poder de la presencia de Dios
Saber que la presencia del Dios trino está siempre conmigo, dondequiera que esté y sea lo que sea que esté soportando, me permite confiar en Él y obedecerle. Por la gracia de Dios, en los más de cuarenta y cinco años transcurridos desde que puse mi fe en Jesucristo, he podido experimentar de forma consistente Su presencia en mi vida diaria. Lo hago eligiendo recordar lo que ha revelado y que siempre está conmigo (Sal 139).
Recomiendo la lectura de La práctica de la presencia de Dios, del Hermano Lawrence. Desde el prefacio, se nos presenta a este hombre de fe profunda: «Escrito hace más de trescientos años, es un mensaje relevante para todo cristiano atrapado en las prisas del mundo actual». En este libro, breve pero profundo, vemos destellos del corazón alegre del Hermano Lawrence, «un corazón que había aprendido el ingrediente más esencial de la vida cristiana: cómo permanecer diariamente en la presencia de Dios».
La fuerza de la verdad de Dios
Un entendimiento sólido de una teología del trabajo —los propósitos divinos de Dios para el trabajo, los efectos del pecado en cada aspecto del trabajo y cómo Cristo transforma al trabajador a través de las pruebas— puede ayudarnos a enfocarnos en trabajar en el poder del Espíritu y no de la carne.
Una de las doctrinas que repaso con frecuencia es la caída. El trabajo es más duro de lo que debería ser producto del pecado de Adán, de mis pecados y de los pecados de todas las personas con las que trabajo. Esto reduce mis expectativas. Las dificultades del trabajo ya no me sorprenden.
Sin embargo, el sufrimiento al que nos enfrentamos en el trabajo también puede verse como una prueba que puede edificar nuestra fe (Ro 5:3-5). Las pruebas nos dan la oportunidad de confiar en Dios, aplicar Su Palabra y caminar en el poder del Espíritu Santo. Se nos dice que nos regocijemos en ellas (Stg 1:2-4), porque «la prueba de nuestra fe produce paciencia». ¿Realmente quieres aprender la perseverancia? Aprende a seguir adelante a través de cada prueba.
El escritor de Hebreos también nos anima a seguir adelante (Heb 10:19-25). Nos llama a acercarnos a Dios, lo que podemos hacer solo porque Jesús pagó totalmente por nuestros pecados. También nos llama a aferrarnos a la esperanza que profesamos, sabiendo que Dios es fiel.
La realidad de la transformación
Una de las promesas más prácticas para la vida cristiana está en Filipenses: «Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús» (1:6). Una idea similar se encuentra en Hebreos, donde se describe a Jesús como «el autor y consumador de la fe» (12.2).
Todos los que vienen a Jesucristo con fe, desde el momento de la justificación, comienzan un viaje irreversible hacia la semejanza a Cristo. Jesús llama, nosotros respondemos y el Espíritu Santo comienza a transformarnos de adentro hacia afuera.
Este proceso de toda la vida (que los teólogos llaman santificación progresiva) avanzará más fluidamente cuando nos esforzamos por profundizar en la Palabra de Dios, dedicamos tiempo a la oración, tenemos comunión con otros creyentes y caminamos por fe en obediencia a lo que Él nos llama a hacer. Cuando fallamos, que todos lo hacemos, el Padre nos disciplinará amorosamente para traernos de vuelta al camino de la justicia.
El desafío de seguir adelante
Integrar nuestra fe cristiana en el trabajo, con sus pruebas y tentaciones particulares, siempre será un gran reto. Vivir la vida cristiana no es difícil; es imposible.
La única manera de perseverar, entonces, es aprovechar al máximo todos los recursos espirituales que Dios proporciona a Sus hijos: el poder de Su presencia, la fortaleza de conocer la verdad sobre el trabajo y la fe (especialmente cómo crecemos a través de las pruebas), y la realidad de nuestra transformación interior de toda la vida hacia la semejanza de Cristo.
Cuando te esfuerzas consistentemente en buscar primero Su reino, con el tiempo perseverarás a través de muchas pruebas.
Russ Gehrlein