El apóstol Pablo dice: “Que todo lo que habléis sea bueno y provechoso, para que vuestras palabras sirvan de estímulo a los que las oigan” (Efesios 4:29). Una persona que escucha tus palabras eres tú. Si las escucha el tiempo suficiente, se arraigarán en su espíritu. Crees lo que dices de ti mismo más que lo que dicen los demás. No hay nada más poderoso que tú hablando victoria sobre tu propia vida.
Cuando mi padre partió para estar con el Señor y yo asumí el cargo de pastor de la iglesia, cada pensamiento me decía que no podía ministrar. "Joel, no tienes la experiencia, no estás calificado y no tienes tanto talento". Una cosa que he aprendido es a no verbalizar lo negativo. No le des vida a esos pensamientos hablándolos. En lugar de hablar de cómo me sentía inseguro, descalificado e intimidado, dije lo que Dios dice de mí: "Todo lo puedo en Cristo. Soy fuerte en el Señor. Estoy equipado, empoderado, ungido". Todo el tiempo que dije eso, sentí todo lo contrario, pero mientras hablaba victoria, mientras seguía llamándome quien Dios dice que soy, se arraigó en mi interior. Con el tiempo, comencé a sentirme fuerte, confiado y capaz. Empecé a ver el favor, nuevas puertas abriéndose,
Cuando Dios sopló su vida en ti, puso dones, talentos y potencial en tu interior. Tienes semillas de grandeza. Estás destinado a dejar tu huella, a llevar a tu familia a un nuevo nivel. La pregunta no es si estás equipado. La pregunta es, ¿estás hablando de victoria, abundancia y nuevos niveles? ¿O estás diciendo: "No puedo salir adelante. Nunca tengo buenas oportunidades. Esta adicción ha estado en mi familia durante años"? No estás limitado por tus circunstancias; estás siendo limitado por tus palabras. Hacia lo que hablas, te estás moviendo. Cuando hablas de victoria y desbordamiento, hacia eso te estás moviendo.
Aquí está la clave: tienes que hablarlo antes de verlo. De esto se trata la fe. La Escritura dice: "Que los débiles digan: 'Yo soy fuerte'" (Joel 3:10). Puede que no te sientas fuerte, pero cuando dices: "Soy fuerte", te estás moviendo hacia la fuerza. Tal vez te sientas atrapado en tu carrera, pero cuando dices: "Dios me está abriendo nuevas puertas. Algo bueno me va a pasar", te estás moviendo hacia nuevos niveles de favor, algo que nunca has visto. La próxima vez que sienta la tentación de decir algo negativo sobre usted, su futuro, sus hijos o sus finanzas, cálmese. Tus palabras pueden llevarte a la bendición, el aumento y la abundancia. Eso es lo que te mueve a tu destino.