¡Vivos pero muertos! - Apocalipsis 3:1-6
Estudio Biblico
La ciudad de Sardis estaba ubicada a unos 50 kilometros al sur-este de Tiatira. Al parecer Sardis era un pueblo pagano dedicado al lujo donde abundaba la inmoralidad y la idolatría.
A su vez, la ciudad era conocida por sus industrias de lana y tintorería. Con respecto a esta iglesia infortunadamente no hubo nada que el Señor pudiera elogiar. Tenía buena fama delante de los hombres pero delante de Dios su imagen estaba deteriorada.
Sardis era una iglesia que aparentemente estaba viva ya que el Señor no les hace ningún tipo de reproche; no se mencionan falsas enseñanzas, problemas de inmoralidad, persecución, aparentemente todo andaba muy bien; sin embargo, el Señor que conoce las profundidades de nuestros corazones le dice a la iglesia que estaba muerta. Separada de Dios.
¡Qué terrible pensar que podemos tener nombre de que estamos vivos o que tenemos una espiritualidad sana y después el Señor nos confronte y nos diga que estamos muertos: separados de Él!
Muchos profesan ser cristianos, asisten regularmente a la iglesia, publican en sus redes sociales comentarios acerca de Jesús, pero en el lugar y en el momento donde verdaderamente necesitan ser cristianos no lo son. Esto es hipocresía y la iglesia está llena de éste tipo de personas.
Dios necesita que tú irradies su luz en los lugares donde hay más oscuridad. En tu casa, en tú colegio, en tú universidad, en tú lugar de trabajo; es allí, donde verdaderamente debes ser cristiano, no puedes decir con tus labios que crees en Jesús pero con tus hechos lo niegas y lo ofendes.
Por eso el Señor los llama al arrepentimiento y a afirmar las pocas obras que aún viven y están por morir.
Para reflexionar: ¿Qué podría decir el Señor de ti: estas vivo o estás muerto espiritualmente? ¿Vives una relación personal con Dios? O ¿Lo limitas a una reunión de tú iglesia local? Reflexiona y actúa, Dios sigue dando vida a los muertos.
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PASAJE BIBLICO
Apocalipsis 3
3:1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.3:2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
3:3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
3:4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
3:5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
3:6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.