Estudio Biblico
El famoso evangelista Jonathan Edwards dijo: “Cuando veo adentro de mi corazón y percibo su infinita maldad, creo que es un abismo más hondo que el infierno. Cuando oro, peco; cuando predico, peco; tengo que arrepentirme de mi arrepentimiento, y mis lágrimas necesitan lavarse en la sangre de Cristo.”
¡Qué revelación tan profunda de su propio ser interior! Cuando la Palabra de Dios se refiere al corazón está hablando del ser interior, que piensa, siente y actúa. El corazón es la esencia del ser humano pero que tiene una característica: es engañoso y perverso.
Nuestros corazones desde el momento en que nacimos han estado inclinados hacia el mal. Por eso no podemos confiar en él. En una oportunidad Jesús dijo que del corazón del hombre provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Mateo 15: 19.
El Señor afirma que el corazón es la fuente de todas las malas acciones del hombre. Por tal motivo, debemos prestarle mucha atención a lo que dejamos nacer en nuestro corazón.
¿Cómo limpiamos nuestro perverso corazón? Debemos limpiarlo diariamente con la Palabra de Dios. La Palabra es esa agua que limpia y purifica todas nuestras imperfecciones.
Para reflexionar: ¿Cómo estas por dentro? Cuando te conviertes a Dios tu ser interior cambia. Debes también tener la seguridad que Él continuará ayudándote a que cambies si se lo pides. Dios quiere que procures pensamientos y motivaciones sanas.
17:10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.