“El que persiste en la justicia alcanzara la vida…” (Proverbios 11:19)
Cuando tus hijos maduran espiritualmente, perseveran en la fe y se dedican a dar y a servir, la Biblia nos enseña que debemos celebrar, más que si reciben un premio en un paseo escolar. Más que cuando tienen éxito en la escuela o sus trabajos. Como padres, no podemos menos que estar emocionados y ansiosos por resaltar el carácter de nuestros hijos con esta clase especial de reconocimiento.
Eres una de las personas más influyentes en la vida de tus hijos. Ellos querrán agradar a la persona que más los apoye. ¿Has usado tu influencia para llevarlos a honrar a Dios? Nunca debemos olvidar que al alentar a nuestros hijos a caminar con Dios, les pedimos que naveguen intencionalmente contra la corriente cultura. Si nuestros hijos deciden honrar a Dios con sus vidas y seguir lo que les hemos enseñado, pueden esperar que los malinterpreten y se burlen de ellos.
Por eso, nuestro amor siempre debe afirmar los grandes pasos de valor que den con fidelidad, bondad y sacrificio personal. Necesitan poder contar con nosotros como sus mayores animadores. Precisan padres que les levanten la cabeza y los feliciten por decidir aborrecer lo malo y aferrarse a lo bueno.
Tenemos que criar hijos que sepan cómo detestar el pecado y amar a Dios, que se den cuenta cuándo algo está mal y que, con valentía busquen primeramente el reino de Dios y su justicia. Ama a tus hijos con todo el corazón, mediante tu consejo paternal y tus deleites personales, para que aprendan a valorar las bendiciones de la obediencia y la verdad. Y cuando veas que, con fidelidad, ponen en práctica la Palabra de Dios… ¡regocíjate!, en voz alta y durante suficiente tiempo como para que su espíritu festeje contigo. Tu aplauso se unirá al del cielo.