Estudio Biblico
Cuando una persona emprende algo: un negocio, un proyecto o inicia un nuevo trabajo; todos lo hacemos con la intención de prosperar. Y para prosperar necesitamos tener algo sumamente importante: la excelencia.
Comencemos definiendo lo que es la excelencia. Hay muchas definiciones de excelencia, pero quiero darles una: la excelencia es el resultado de un trabajo planificado, organizado y desempeñado con alto nivel de calidad.
Excelencia en palabras más sencillas, es dar lo mejor de uno mismo; es ser lo mejor que pueda. El primer milagro que hizo el Señor lo hizo con excelencia y fue cuando Jesús cambio el agua en vino.
Se ha preguntado, ¿Por qué el mejor vino para el final? Y no hay que ser muy espiritual para descifrar que Jesús hizo el mejor vino porque Él no sabe hacer las cosas mal. Él solo hace lo mejor y quiere lo mejor para nosotros. Este es un ejemplo para nosotros. Siempre que hagamos las cosas hagámoslo lo mejor posible.
Pienso que esto es lo que nos va a diferenciar de los demás: la forma en cómo hacemos las cosas. Si quieres marcar la diferencia has las cosas diferentes, no pidas que te traten de una u otra manera si haces las cosas igual que todos.
Para reflexionar: Muchas de las llamadas injusticias de la vida resultan ser las justicias de la vida, es justo que el que hace lo mejor llegue a ganar más. Es justo que el que hace las cosas bien hechas sea promovido. Pero no es justo que promuevan a alguien solo porque tiene muchos años de trabajar en la empresa.
Porque no son los años la cimiente de la prosperidad, ni es la garantía de que algo va a funcionar, es la excelencia. Como un hombre esperó 20 años para que lo promovieran al puesto de gerente y vaya sorpresa que se llevó. Le dieron el puesto al que tenía tan solo 4 años. Consternado le pregunta al gerente general “¿Por qué no me promovieron a mí?” Y le responde: “el primer año hiciste las cosas diferentes después tienes 19 años de hacer lo mismo, este hombre con cuatro años, cada año ha hecho las cosas de forma diferente, la empresa lo necesita más en ese cargo que a ti”.
Y tú, ¿De qué forma estás haciendo las cosas?
2:2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
2:3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
2:4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
2:5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
2:6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.
2:7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
2:8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
2:9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,
2:10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
2:11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.