Comentario de Matthew Henry | 1 Samuel 9:1-10 | 0 | 1153
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Comentario 1ª Samuel 9:1-10. Saúl llevado ante Samuel. - 1 Samuel 9:1-10

Estudio Biblico

Vv. 1—10. Saúl salió dispuesto a buscar los asnos de su padre. Su obediencia para con su padre era
digna de elogio. Su siervo propuso que, como ahora estaban en Ramah, visitaran a Samuel para pedir
consejo. Donde nos encontremos debemos usar la oportunidad de familiarizarnos con quienes son
sabios y buenos. Muchos consultan a un hombre de Dios si éste se le cruza en el camino, pero no
darán un paso fuera de su camino para obtener sabiduría. Sentimos mucho las pérdidas mundanas y
nos esforzamos mucho para compensarlas, pero ¡qué poco intentamos procurar la salvación de
nuestra alma, y cuán pronto nos cansamos de esto! Si los ministros dijeran a los hombres cómo
obtener fortuna o hacerse ricos, serían más consultados y tendrían más honra que ahora, que se
dedican a enseñarles cómo escapar de la miseria eterna y obtener la vida eterna. La mayoría de la
gente preferiría que le dijeran su suerte y no su deber. —Samuel no necesitaba el dinero de ellos ni
les hubiera negado el consejo si nada hubieran traído, pero ellos se lo dieron como señal de respeto y
por el valor que asignaban a su oficio, y conforme a la costumbre generalizada de la época, de llevar
siempre un regalo a los que están en autoridad.

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PASAJE BIBLICO

1 Samuel 9
9:1 Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita.

9:2 Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.

9:3 Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.

9:4 Y él pasó el monte de Efraín, y de allí a la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron.

9:5 Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por nosotros.

9:6 El le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino.

9:7 Respondió Saúl a su criado: Vamos ahora; pero ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué ofrecerle al varón de Dios. ¿Qué tenemos?

9:8 Entonces volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos declare nuestro camino.

9:9 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.)

9:10 Dijo entonces Saúl a su criado: Dices bien; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios.

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