Comentario de Matthew Henry | Jueces 17:1-13 | 0 | 3256
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Comentario Jueces 17:1-13. El comienzo de la idolatría en Israel.— Micaía y su madre. - Jueces 17:1-13

Estudio Biblico

Vv. 1—6. Lo que se relata en este capítulo y los restantes hasta el final de este libro, ocurrió poco
después de la muerte de Josué, véase capítulo xx, 28. Para destacar lo feliz que era la nación bajos
los Jueces, se muestra cuán desdichados eran cuando no había juez. El amor del dinero hizo tan
irresponsable a Micaía hacia su madre que le robó y ella se volvió tan mala con su hijo como para
maldecirlo. Las pérdidas externas guían a la gente buena a orar, pero a los malos a maldecir. La plata
de esta mujer ya era su dios antes que fuera hecha imagen esculpida o fundida. —Micaía y su madre
se pusieron de acuerdo para convertir su dinero en un ídolo e instauraron el culto a los ídolos en su
familia. —Nótese la causa de esta corrupción. Cada uno hacía lo que bien le parecía, y pronto
hicieron lo malo ante los ojos del Señor.

Vv. 7—13. Micaía interpretó como señal del favor de Dios para él y sus imágenes la llegada de
un levita a su puerta. De esta manera, los que se complacen en sus engaños, si la providencia trae
inesperadamente a sus manos algo que los adentra más en su mal camino, son dados a pensar que
Dios está complacido con ellos.

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PASAJE BIBLICO

Jueces 17
17:1 Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía,

17:2 el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío.

17:3 Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo.

17:4 Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía.

17:5 Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.

17:6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

17:7 Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí.

17:8 Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía.

17:9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar.

17:10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

17:11 Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.

17:12 Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía.

17:13 Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.

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