Comentario de Matthew Henry | Numeros 35:9-34 | 0 | 3407
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Comentario Números 35: 9-34. Las ciudades de refugio—Las leyes sobre el asesinato. - Numeros 35:9-34

Estudio Biblico

Vv. 9–34. Para demostrar claramente lo aborrecible del homicidio y proveer el medio más
efectivo para el castigo del homicida, el pariente más cercano del muerto podía, en casos notorios,
buscar la venganza y ejecutarla bajo el título de vengador de la sangre (o redentor de la sangre). No
se distingue entre ira súbita y alevosía premeditada, siendo ambos delito de homicidio; se distingue
entre atacar intencionalmente a alguien con un arma que probablemente le cause la muerte y un
golpe casual. En este caso sólo la ciudad de refugio daba protección. El asesinato en todas sus
formas y en todos sus ropajes, contamina la tierra. ¡Ay! ¡Que pasen sin ser castigados tantos
asesinos, disfrazados como duelos, combates deportivos, etc.! —Había seis ciudades de refugio; a
alguna de ellas se podía llegar en menos de un día de viaje desde cualquier parte de la tierra. A ellas
podían huir los homicidas en busca de refugio y estar a salvo hasta que tuvieran un juicio justo. Si
eran exonerados del cargo, eran protegidos del vengador de la sangre, pero tenían que seguir dentro
de los límites de la ciudad hasta la muerte del sumo sacerdote. De esta manera se nos recuerda que la
muerte del gran Sumo Sacerdote es el único medio por el cual son perdonados los pecados y puestos
en libertad los pecadores. —En ambos Testamentos hay claras alusiones a estas ciudades, de modo
que no dudemos el carácter típico de su institución. “Volvéos a la fortaleza, oh prisioneros de
esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble”, dice la voz de misericordia en
Zacarías ix, 12, aludiendo a la ciudad de refugio. San Pablo describe el fortísimo consuelo acudir a
refugiarse en la esperanza puesta delante de nosotros, en un pasaje siempre aplicado a la
misericordiosa institución de las ciudades de refugio, Hebreos vi, 18. —Las ricas misericordias de la
salvación por medio de Cristo, prefiguradas por estas ciudades, demandan nuestra atención: —1. La
antigua ciudad ¿no elevaba sus torres de seguridad hacia lo alto? Véase a Cristo levantado en la cruz,
y ¿ahora no ha sido exaltado a la diestra de su Padre para ser un Príncipe un Salvador, para dar
arrepentimiento y remisión de pecados? —2. El camino de salvación, ¿no recuerda el suave y llano
sendero a la ciudad de refugio? Examínese la senda que lleva al Redentor. ¿Se encuentra en Él
alguna piedra de tropiezo, salvo la que el corazón malo de incredulidad pone para su propia caída?
—3. Había señales que indicaban la ciudad. ¿No es el oficio de los ministros del evangelio dirigir a
los pecadores a Cristo? —4. La puerta de la ciudad estaba abierta día y noche. ¿No ha declarado
Cristo que el que a mí viene, no le echo fuera? —5. La ciudad de refugio daba apoyo a todos los que
entraban tras sus muros. Los que han llegado al refugio que vivan por fe en aquél cuya carne es
verdadera comida y cuya sangre es verdadera bebida. —6. La ciudad era un refugio para todos. En el
evangelio no se hace acepción de personas. Sólo vive en ella el alma que merece la ira divina; no
vive allí sino el alma que, con fe sencilla, no tenga otra esperanza de salvación y vida eterna sino por
medio del Hijo de Dios.

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PASAJE BIBLICO

Numeros 35
35:9 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

35:10 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,

35:11 os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.

35:12 Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación.

35:13 De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.

35:14 Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.

35:15 Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención.

35:16 Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

35:17 Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

35:18 Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

35:19 El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.

35:20 Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere;

35:21 o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare.

35:22 Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas,

35:23 o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;

35:24 entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes;

35:25 y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.

35:26 Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió,

35:27 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;

35:28 pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.

35:29 Estas cosas os serán por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones.

35:30 Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera.

35:31 Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá.

35:32 Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote.

35:33 Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó.

35:34 No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en medio de los hijos de Israel.

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