Proverbios 4 :10Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo,
y tendrás una buena y larga vida.
11 Te enseñaré los caminos de la sabiduría
y te guiaré por sendas rectas.
En cada etapa de los hijos se presentan desafíos, que si se abordan de manera incorrecta se pueden convertir en graves problemas, pero si nos apropiamos del rol que Dios nos ha confiado como padres, podremos hacer de nuestro hogar un refugio emocional para ellos, y si de nuestra boca escuchan las palabras de afirmación y consejo que necesitan para provocar la corrección que esperamos que tengan ,y en nuestros brazos encuentran la confianza para ser consolados y reconfortados para aplicar valentía, tendríamos un cambio generacional positivo.
Es una responsabilidad que no la podemos delegar en otro familiar, o en otra institución como la iglesia o la academia, por eso es importante aprender a gestionar los desacuerdos, ser consistentes cuando se da una instrucción, es decir, que la obediencia hacia ti como padre debe ser una realidad, y no una opción, la firmeza sin irrespeto en la crianza es la base para establecer límites.
Si la obediencia fuera fácil y siempre placentera, nuestra obediencia a Dios, a las autoridades y la obediencia de nuestros hijos hacia nosotros seria distinta, sin embargo aunque no estemos de acuerdo obedecer a nuestra autoridad también significa amor.
Cuando nuestros hijos son pequeños o adolescentes pero inmaduros, presentan berrinches y pataletas de diversas maneras, la mejor manera para abordarlas es siempre desde el respeto y la disciplina, intentar conectar antes de corregir es un paso importante, la disciplina no es atacar un mal haciéndole otro mal, o haciendo sentir ridículo a tu hijo, la disciplina es corregir por amor. Detrás de una mala conducta hay una necesidad y la mayoría de las veces es de atención y empatía, y no es solo sentirse observados por sus padres, sino sentir que pertenecen a tu familia, escuchar tus experiencias como adulto de frustración y resiliencia, para ellos encontrar estrategias reales para abordar los desafíos de la vida, es escuchar de sus padres que entienden su frustración, enojo, desanimo porque en algún momento también han tenido que lidiar con esas emociones y después de mostrar empatía, repetir la instrucción y conducirlos a la obediencia.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.