Comentario de Matthew Henry | Jueces 8:1-12 | 0 | 1037
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Comentario Jueces 8:1-12. Gedeón pacifica a Efraín. - Sucot y Peniel rehusan aliviar a Gedeón. - Jueces 8:1-12

Estudio Biblico

Vv. 1—3. Quienes no intentan ni se aventuran en nada por la causa de Dios, son los más prontos
para censurar y disputar con los que son de espíritu más celoso y emprendedor. Los más remolones
para los servicios difíciles, son los que más se enojan por no recibir reconocimiento. Gedeón surge
aquí como gran ejemplo de abnegación y nos demuestra que la envidia se elimina mejor con la
humildad. Los hombres de Efraín expresaron sus pasiones con una libertad muy equivocada para
hablar, señal cierta de una causa débil: la razón vuela bajo cuando el reproche vuela alto.

Vv. 4—12. Los hombres de Gedeón estaban agotados, pero prosiguieron; fatigados con lo que
habían hecho, pero ansiosos por hacer más contra sus enemigos. Muchas veces es así el caso del
cristiano verdadero, desfalleciente, pero sigue adelante. El mundo muy poco sabe de la lucha
perseverante y exitosa que libra el creyente verdadero con su corazón pecador. Pero él se remite a
esa fuerza divina en cuya fe empezó su conflicto, y por cuya sola provisión puede terminar con
triunfo.

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PASAJE BIBLICO

Jueces 8
8:1 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente.

8:2 A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer?

8:3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra.

8:4 Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo.

8:5 Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.

8:6 Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército?

8:7 Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto.

8:8 De allí subió a Peniel, y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot.

8:9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre.

8:10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.

8:11 Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no estaba en guardia.

8:12 Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército.

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