Estudio Biblico
DE SEMANA SANTA A VIDAS SANTAS
Acabamos de terminar la semana santa, semana en la que todas las sociedades de índole cristiano conmemoran la muerte y resurrección de Jesús, así pues en los últimos días fuimos testigos de la cantidad de personas llenando templos católicos y evangélicos y de la cantidad de películas y documentales en la televisión.
Pero ¿es esto lo que hace a esta semana llamarse santa? Si estas prácticas vividas y trasmitidas de manera masiva no nos permiten tener el resto de las semanas del año con unas vidas santas ¿cuál es entonces el contenido que necesitamos para ello?
El evangelio de Juan, el cual fue escrito por el apóstol en los años 90 de nuestra era responde a esta pregunta. El apóstol escribe a una comunidad cristiana en la que la creencia en Jesús se había vuelto en eso; en solo creencia, en religiosidad institucionalizada. ¿Como responde el apóstol Juan a esta práctica de la fe?
Juan les cuenta su experiencia con Jesucristo, en la cual les narra a Jesús como su amigo. El versículo clave del evangelio nos sirve de ventana para entender el propósito del evangelio:
“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Jn 20:31
Juan quería que ellos creyeran quien era Jesús: el Cristo y el hijo de Dios y que una vez hubieran creído quien era tuvieran en él vida. Para este propósito, durante todo el evangelio les repite 80 veces la palabra creer. Juan quería que esta comunidad fría y ya religiosa experimentara como él la confianza en Jesús como aquel a quién Dios había enviado pero que además era Dios encarnado.
Para soportar este propósito, les conto como de manera vivencial lo vio, lo toco y experimento su amor y verdad (Jn 1:14) luego les narro los milagros que Jesús hizo y las enseñanzas que les dio, en ella les conto que todo esto era la expresión del Padre que los amaba, si, Juan les cuenta a esta comunidad lo que Jesús les conto y que el vivencio: Que tenían Papá que los amaba.
Es así como el amor fue un tema central en su testimonio para esta comunidad. Una experiencia de diálogos que él y los demás discípulos tuvieron con Jesús ilustra la práctica de este amor:
“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Jn 15:15
Juan les cuenta que Jesús los llamo amigos de él y no miembros de una institución, que ese amor del Padre lo vivió en al marco de la amistad, una amistad en la que les dio a conocer y reconocer las palabras del Padre, palabras que les permitirían tener vida.
Juan describe estas palabras en todo su evangelio para lograr así la segunda parte de su propósito: “…para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Juan quería que ellos experimentaran la vida en abundancia que Jesús les prometió en Jn10.10, no quería que siguieran experimentando esta práctica fría de la fe, sino la vida abundante que se vivía después de haber creído verdaderamente en Jesús como el cristo e hijo de Dios.
La respuesta que juan les dio a esta comunidad de creyentes por medio del evangelio responde a la fría religiosidad que vivimos hoy…
Desde nuestro país que se confiesa ser de tradición cristiana pasando por las iglesias y los hogares, hasta llegar a la práctica individual de la fe, todos necesitamos creer que Jesús es el Cristo e hijo de Dios, para así poder gozar de la vida en abundancia, que es la verdadera practica cristiana…
Para ello necesitamos entablar una relación profunda de amistad con Jesús, en la que por medio de su Santo Espíritu y las Escrituras nos cuente las Palabras de nuestro Padre.
Palabras que nos darán la capacidad de creer; es decir de poder confiarle nuestra vida a Jesús y así experimentar la vida plena, la vida en abundancia que en nuestra practica cristiana necesitamos con urgencia tener.
Pues solo de esta manera podremos tener vidas santas que nos llevaran no solo a tener una semana santa sino semanas santas.