Estudio Biblico
Antes de partir al cielo el Señor les dijo a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén hasta que viniera la promesa del Espíritu Santo y que después de su venida serían testigos en Jerusalén, en Judea y hasta lo último de la tierra. Hechos 1: 8.
Es interesante conocer el significado de la palabra testigo. Esta palabra viene del griego martus y significa mártir o sufrir por la causa de algo o de alguien. Efectivamente vino el Espíritu Santo y los discípulos comenzaron a salir por toda Jerusalén predicando el evangelio.
En el pasaje de hoy, Juan y Pedro despertaron los celos de los sacerdotes principales y resentidos de que enseñaran al pueblo los metieron a la cárcel. Cuando los llamaron al interrogatorio les preguntaron ¿Con que potestad o en que nombre hacen estos milagros? Vs 7. Entonces Pedro lleno del Espíritu Santo dio testimonio de Jesús. Vs 8-12. Al ver ellos el valor y la seguridad con la que hablaban reconocieron que habían estado con Jesús.
Al igual que ellos cada uno de nosotros hemos sido llamados a ser testigos o como dice el Apóstol Pablo embajadores del reino de los cielos. 2 Corintios 5: 20. Somos dignos representantes de Dios en la tierra, esto es algo que debe llenarnos de alegría y orgullo. Pero, ¿Al caso no recibiremos también persecución y sufrimiento por testificar de Él?
La clave para poder seguir siendo testigos eficaces de Cristo a pesar de las dificultades y la oposición es permanecer cerca de Jesús. Pues esto fue lo que los líderes religiosos reconocieron en los discípulos. Al tú permanecer cerca de Jesús, el Señor te llenará con su Espíritu y así tú podrás testificar del poder de Dios.
Para reflexionar: ¿Dejas de testificar a otros cuando tienes problemas?, dile hoy al Señor: “Señor que yo comparta de ti con otras personas.”
4:2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
4:3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4:4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
4:5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
4:6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
4:7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
4:9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
4:10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
4:11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
4:13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
4:14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.
4:15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí,
4:16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
4:17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
4:18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
4:19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;
4:20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
4:21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,
4:22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.